Cuatro Ladrones

thiefEste noviembre pasado, 3 ladrones entraron a mi iglesia. La respuesta tan radical de nuestra iglesia tocó el corazón de extraños, pero saco algo en nuestra comunidad que me hizo cuestionar la integridad de mi propia fe y la misión de la iglesia.

3 jóvenes rompieron las cerraduras de la iglesia, procedieron a vaciar un extintor por todo el gimnasio, asaltaron el refrigerador, luego fueron al centro juvenil para robar televisiones y consolas de vídeo-juegos.

La seguridad nocturna encontró las cerraduras forzadas y un carro estacionado en los alrededores con el asiento trasero lleno de herramientas de corte usadas para forzar entradas y cortar corriente. Escuchando a alguien afuera dos de los ladrones corrieron hacia su carro de escape tapándose con un guardia que los esperaba afuera. La policía encontró al 3ro corriendo por la calle, botando monedas de sus bolsillos.

Aunque los administradores de la iglesia cerraron el edificio para investigación, evaluación de la aseguradora, y limpieza profesional, ellos no dieron una respuesta al hecho. Los ladrones fueron aprendidos y encarando arraigo, sentenciados a tiempo en prisión. Pero como debería responder la iglesia?

En una entrevista con un periódico local un pastor de relaciones públicas de la iglesia respondió “…Muchos de nosotros, seamos asistentes a una iglesia o no, hemos estado en sus zapatos antes y hemos hecho malas decisiones. Pero Dios nos perdona.”

El siguiente domingo escuche a mi pastor resonar esta respuesta compasiva en su sermón. Listando las cosas que fueron robadas el dijo, “Esas son solo cosas, todas pueden ser reemplazadas. Sus almas son las que nos deben importar.” Luego, el nos sorprendió a todos. “Quiero hacer algo radical.”

“Quiero amar a estos chicos,” el dijo. “Quiero rec oger donaciones y dar canastas de amor a los ladrones y a sus familias. Si ellos querían robar un iPod, les daremos un iPod!” Luego se detuvo, con un gesto cuidadoso, “Ahora, No le vayan a decir esto a otros ladrones por ahí que estamos haciendo esto.”

Las donaciones fueron recogidas por un mes. La iglesia dio notas de fortaleza, tarjetas de regalo y mas a los ladrones y sus familias. Muchos de nosotros compartimos la alegría de dar sin esperar nada a cambio, pero muchos no. El pastor general encontró aceptación y rechazo. Las criticas mas duras vinieron de Cristianos.

Muchos resintieron el ayudar a vándalos en lugar de ayudar a nuestra propia familia en la iglesia. Irónicamente, las cartas de mayor apoyo vinieron de personas no religiosas. Por ejemplo, un auto-proclamado Ateo de Nueva York escribió para expresar como la generosidad de la iglesia lo había inspirado a enviar un cheque para cubrir algunos de los daños.

No solo Dios estaba obrando algo en la vida de estos 3 jóvenes, pero también estaba exponiendo algo en nosotros. Un cuarto ladrón estaba escondido entre nosotros, uno que roba la piedad. Todos necesitamos encontrar ese camino; para elegir piedad y perdón sobre el castigo merecido. Después de todo, cuando Jesús nos dio el regalo de la salvación, no lo merecíamos tampoco.

Fuente: Relevant Magazine
Escrito por: Shelby Humphries
Traducido por: f0vela

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